Después del traqueteo de Uyuni, el viaje en bus nocturno y que La Paz esta a unos 3800 metros sobre el nivel del mar, el cuerpo no estaba para muchos trotes, así que el primer día en La Paz nos lo tomamos con mucha tranquilidad.
La ciudad no es especialmente bonita, pero como esta metida en un valle es espectacular ver como han ido construyendo las casas hacia la montaña, es como un agujero repletos de edificios bajos y de ladrillo, y aún más por la noche, cuando parece que estas metido como en un campo de fútbol y con todas las gradas iluminadas. Pero a parte de eso, no hay mucho que resaltar, salvo que claro, con tantas subiditas, a los tres pasos estas sin respiración.
Así pasamos un par de días, paseando por la ciudad, con sus mercados, descansando y comiendo bien, pero a lo de la comida, luego vamos. Para alegría de Ion, vimos el primer partido de fútbol desde que empezamos el viaje, y es que por primera vez nos coincidia bien, así que celebramos la victoria del barça comiéndonos un bocata riquísimo en un restaurante cubanos con zumo de maracuyá y unas cervecitas.
Desde allí, nos dirigimos a Copacabana, un pueblo a las orillas del lago Titicaca, no confundir con la famosa playa de Rio, que para eso faltan 10 dias! El lago Titicaca es uno de los lagos navegables más altos del mundo a casi 4.000 metros de altura, y es espectacular, con el agua super azul y super calmado parece que estas mirando una postal, es como que nada se mueve.
Para llegar hasta allí hay 3’5 horas desde la Paz, y Susana como siempre, se quedo frita en el bus, a las 2 horas y pico, el bus se para y se empieza a bajar gente y nosotros pensando “que raro, todos se bajan”, así que preguntamos y nos dicen que tenemos que coger un bote, que el autobús pasa en otra barca. Como? Pues si, para llegar a Copacabana desde La Paz, o lo haces así o tienes que dar una vuelta inmensa en tierras peruanas, así que para el bote. Pero lo mejor era ver como pasaban el autobús en una barca de madera, menos mal que nosotros no íbamos dentro.
Copacabana es un pueblo bastante turístico, pero aparte de la Iglesia no hay mucho que ver, lo importante realmente es que es la puerta de entrada a la Isla del Sol.
La Isla del Sol tenia una importancia especial para los Incas, puesto que era el lugar de nacimiento del sol, de ahí su nombre. En la isla quedan ruinas del templo del sol, la escalera inca y algunas rocas sagradas, pero no es que sean nada espectaculares, sin embargo la isla en si es muy bonita. Esta marcada por las terrazas de cultivo de sus habitantes (mayoritariamente quechuas y aymaras en la actualidad) y es una sensación extraña estar en una isla a 4.000 metros de altura. El lago es tan grande, que hay trozos en el que no se ven sus limites por parece que estas en el mar, pero en cuanto empiezas a andar te das cuenta de nuevo de que estas a 4.000 metros de altura.
Nosotros no pasamos en Copacabana más que el tiempo junto para degustar el “almuerzo”, es decir, el menú del dia, que en esa ocasión estaba basado en trucha del lago, y coger el bote hacia la isla. Una vez allí, buscamos alojamiento al irrisorio precio de 4 euros la habitación y nos fuimos a dar un paseo y a cenar con Kim, una holandesa que conocimos en el bote.
Al día siguiente, nos levantamos prontito por la mañana y recorrimos los 20 km de circuito circular que recorren la isla. El paseo es muy chulo porque muchos ratos vas por el centro de la isla y vas viendo el lago por los dos lados, además tiene unas playas y acantilados chulos. Así que aunque el sol pegaba, nos hicimos el recorrido entero y nos dio tiempo a coger el ultimo bote de vuelta a Copacabana. Después de la pateada, el cuerpo no estaba como para meterse el camino de vuelta a la Paz, así que pasamos la noche allí y al día siguiente nos fuimos de regreso por la mañanita.
De nuevo en La Paz, había que decidir que hacer los próximos días, pero además queríamos ver a la gente con la que habíamos estado en Uyuni, y por suerte Anu, Raja y Yannick (la familia india) ya había llegado a la Paz, así que quedamos con ellos, y después de conocer algunos otros rincones de la Paz gracias a sus anfitriones de couchsurfing, decidimos que nos íbamos a la selva (incluida Dalia, la israelí que también estuvo en Uyuni con nosotros)
En nuestro itinerario inicial no estaba previsto ver la selva en Bolivia, porque o vas en un peligroso autobús por la carretera de la muerte o vuelas, esto segundo es carete, claro. Pero nos apetecía pasar unos días con ellos y nos decidimos por un paquete que incluía el vuelo y el tour de 3 dias en la selva por 160€.
La puerta principal a la selva es un pueblo llamado RurrenabaqueFairchild (nadie en su vida a oído hablar de aviones Fairchild) de 19 plazas. Solo hay una fila de asientos en cada lado y atrás, 3 juntitos, como en el autobús. Es tan pequeño, que hasta Susana tenia que agacharse para ir por el pasillo. Claro está, que ni azafatas, ni nada, y la cabina de los pilotos es abierta, así que vas viendo todos los botones e indicadores que tienen. El avión tiene como formas de mosquito, y como tal se mueve en el aire de lo lindo, y el aterrizaje…uffff…. menudos meneos, y eso que la pista de aterrizaje la asfaltaron el año pasado, porque antes aterrizaban en tierra.
Lo importante es que llegamos sanos y salvos (y que retornamos sanos y salvos) y de repente bochornazo. Calor tropical. La tarde la pasamos entre paseos y charlas tumbadas en las hamacas (las chicas, porque los chicos estaban viendo el partido de Federer Vs Djoko).
Al día siguiente comenzamos nuestro tour. Realmente no hemos hecho el tour de la selva, sino el de las pampas, que es en el que se ven más animales. Después de las 3 horas en 4x4 desde Rurre a Santa Rosa nos montamos en el bote que nos había de llevar a nuestro alojamiento, y en las casi 2 horas de bote vimos infinidad de aligátores y caimanes, pájaros de todo tipo, delfines rosas, monos ardilla y alguna que otra capibara, el roedor más grande.
Cuando llegamos al alojamiento, nuestro gozo en un pozo, y es que lo malo de coger tours baratos, es que están llenos de israelitas. Como todo el mundo sabe (yo no tenia ni idea), los israelitas hacen 3 años de mili (las chicas 2), así que cuando acaban están como locos y se después de trabajar unos meses para ahorrar, se van de viaje. Los destinos favoritos son Bolivia y la India, porque ambos países son baratísimos. Así que se juntan infinitos israelitas, haciendo el cabra y mucho ruido. En nuestro bote, sólo estaba Dalia (que no pertenece al grupo de israelitas locos) y una pareja más, pero en el campamento en total eran como 15. De todas formas, se comportaron bastante, pero digamos que no son los turistas modelos.
En fin, que los días en las pampas nos hemos dedicado a:
- Buscar por la noche aligátores con linternas, cuando les alumbras los ojos se les ponen rojos como si fueran robots. Eso si, todo desde la tranquilidad del bote.
- Dar un paseo por las pampas en busca de anacondas. El paseo es durillo porque las vegetación es alta, esta enfangada y hay mil mosquitos, además claro, de que la idea de encontrar una anaconda acojona bastante. Nuestro guía encontró una pequeña de 1 metro más o menos, y la cogió por la cola, nos la enseño y nosotros contentos. Porque la verdad no me hubiera gustado encontrarme una de 8m.
- Ir a pescar pirañas. Y allí estábamos todos con nuestro sedal, anzuelo y trozos de filete y en un pispas notabas como los bichos se comían toda la carne, pero no era tan fácil pescarlos. Los chicos, sacaron su vena de macho dominante y todos pescaron una, salvo el israelita, y las chicas lo intentamos, pero nos quedamos con las ganas. Eso si, como buenos hombres pescadores, repartieron la comida con las hembras y todos probamos piraña en la cena.
- Ir a andar con delfines rosas. Después de haber visto más de 50 aligatores y cazado pirañas, la idea de meterse en el agua chocolate, no es de lo más atractiva, pero los guias nos aseguraban que donde hay delfines no hay el resto de los bichos asesinos, así que nos lanzamos al agua. Susana en cuanto vió a un delfín a medio metro, metió un grito y se fue para el barco, y es que como el agua es tan oscuro no los ves venir, y de repentes sientes que algo se mueve y da un susto de la lecha, porque y si hay un aligátor extraviado, pero Ion y Yannick se dispusieron a jugar con los delfines y allí estuvieron mientras los delfines pasaban de un lado para otro y los tocaban. En un momento Ion estuvo con los pies en las cabezas de los delfines, debajo del agua no en plan hombre bala, hasta que un delfin jugueton le pego un mordisco en el dedo del pie y eso ya no le hizo tanta gracia.
La verdad que el tour esta bien, aunque un poco masificado, pero se ven una cantidad de animales que es una chulada. Además como nuestro grupo era majo, lo pasamos bien.
De vuelta a Rurre, cenota de campeones y al día siguiente vuelo de vuelta a la Paz. Una vez más el mosquito se movía la leche, pero aterrizamos sin muchos sobresaltos. En la Paz nos tocó despedirnos de Anu, Raja y Yannick, y con penilla por separarnos, nos fuimos a la estación de bus para coger el nocturno que nos ha traído en 12 horas a Sucre.
Y después de la chapa sobre nuestros últimos 10 días, el avance culinario boliviano. Bolivia es muy barato, si no estuviéramos haciendo los tours y cuidándonos tanto, nos podría salir por 25 euros al día los dos. Pero como hemos estado acompañados nos hemos dado a la buena vida de cenas y cervezas, aún así es tirado.
Eso incluye que es más barato comer en la calle que prepararse cosas en casa, así que nos estamos cuidando bien. Como ejemplo, un almuerzo, que es como se llama aquí el menú del día puede llegar a costar sólo 7 bolivianos, es decir, 0,7€, y eso incluye sopa, un segundo y un refresco o un zumo. Hay almuerzos ejecutivos y para turistas, que son más caros, como 2 o 3 euros. Pero el de los locales ya está bien rico. Si quieres ir a un restaurante de guiris y pedirte un filete de llama con patatas y una cerveza, igual te sale por 5 o 6 euros.
Además de ser barato, la comida esta bastante buena, entre las cosas que hemos comidos están:
- Las salteñas: como las empanadas argentinas, pero con la masa medio dulce y rellenas de pollo o carne con vegetales. Como snack están super buenas.
- Las tucumanas: que son como las salteñas pero la masa de fuera es frita, como la de las empanadillas de envase blanco y azul de toda la vida.
- Filete de Llama, la carne de llama es parecida a la de ternera.
- Milanesa de pollo o carne: que es como un filete muy fino empanado, no merece mucho la pena, pero con una buena ración de patatas es un buen quita hambre.
- Trucha del lago Titicaca: es super jugosa y suave.
- Chorizo chuquisagueño: parecido al chorizo frito de toda la vida, pero un poco más suave. Entre pan y pan esta buenísimo. Y es que aquí hay pan de verdad.
- Frutas y zumos. Una ensalada de frutas como la cabeza de Koko con yogur, cuesta como 80 cts y los zumos son tiradísimos, en la calle te puedes tomar un zumo de naranja recién exprimido por 30cts, y el en bares y restaurantes por 50/60 cts tienes zumos de fresa, maracuyá, piña, mango, o lo que quieras.
- Tortilla y pollo masala. Una vez más hemos animado y hemos preparado nuestras super tortillas, que quedaron muy ricas y que tuvieron mucho éxito, el pollo por supuesto lo preparo Anu, he igualmente estaba super bueno.
Vamos, que nos estamos poniendo las botas!
Creo que después de 10 días de silencio, esto es todo, sentimos el retraso, pero hemos andado muy liados con tanto por comer. Esta noche nos toca mondongo, que aunque suena realmente mal, es cerdo asado con una salsa de vinagreta o no se qué. Se supone que es típico de aquí, así que ya os contaremos.