Siem Reap
Salir de Laos entrar en Camboya o el pequeño gran timo de los ladrones de la frontera. Para salir de Laos, como los policías de la frontera están muy cansados y les tiene que tratar un fisio el brazo por su duro trabajo, te cobran 2 dólares por ponerte el sello. Te cogen el pasaporte y no te lo devuelven hasta que les pagues, por supuesto, el dinero a la maleta. Los Camboyanos no se quedan cortos, primero te cobran 1 dólar porque rellenes un papel declarando que no tienes ningún virus raro, nadie te mira nada, pagar por pagar. Y luego el visado vale 23USD, pero también andan fastidiados del brazo como sus vecinos, así que el sello de entrada te cuesta 2USd más. Total, acabas pagando 28USD (en 4 pagos) por algo que realmente sólo vale 23USD, así que los de la frontera deben estar montados en el dólar gracias a los blanquitos turistas.
Nada más pasar la gestiones de la frontera, (al final estuvimos 2 horas para que pasara todo el autobús y esperar a 3 guiris que venían en furgoneta) nos planteamos cambiar de plan y en lugar de pasar la noche en Kampong Chan, meternos una matadita de autobus y llegar a la 1 de la mañana a Siem Reap (ciudad más cercana a los templos de Angkor Wat). De esta forma decidíamos no pasar la Navidad en Siem Reap sino en Battambang.
El primer día en Siem Reap nos lo tomamos con tranquilidad ya que estábamos bastante doblados del viaje del día anterior y queríamos pillar algún vuelo de salida de filipinas (tienes que tener vuelo de salida antes de llegar para que te den el visado). También frekeamos un poco sobre Indonesia y el infierno de islas que hay. Al final fue un día de planificación e internet, aderezado por alguna que otra birra en terrazas por 0,5USD.
Al día siguiente alquilamos una infamia de bicis para ir a ver los templos, que están a unos 7km de Siem Reap. La bici tenía una catalina de 3 dientes y un piñón de 40, con lo cual para avanzar 3 metros tenías que dar 50 pedaladas.
Como somos muy avispados, decidimos pasar del consejo de camino de la señora del guest house y seguimos los carteles que nos llevaban a Angkor. Llegamos a Angkor, pero no por el camino del ticket office, así que vuelta de 4km extra para sacar el ticket y otra vez para los templos. Nos pillamos la entrada de 40USD de 3 días, ya que cuesta lo mismo que la de 2.
Los templos son impresionantes, está gente se aburría bastante y se pusieron a construir como locos. El complejo no es sólo el famoso Angkor Wat ni mucho menos, tiene un montón de templos y construcciones que puedes visitar en bici, o en tuktuk, porque al final te haces unos cuantos kms. Además de Angkor, también tienes templos que están peor conservados, pero que han sido tomados por las raíces de los árboles. Algunos árboles han crecido por encima de los edificios y las raíces van por el techo, muy chulo.
Nos pasamos dos días enteros por los templos y una mañana (viendo el amanecer), sudando la gota gorda, porque hace un calor importante, unos 30 grados con una humedad de la leche, y con el culo un poco doblado, por que en total habremos hecho unos 100km en bici de paseo en Siem Reap y no estamos muy acostumbrados y menos mal que todo es planísimo.
La ciudad de Siem Reap no tiene nada que ver, es una guirada total con turistas y bares, lleno de terrazas y sitios para salir de fiesta.
Por cierto, Siem Reap es el templo de las falsificaciones de guías, así que hemos comprado unas cuantas, de hecho ahora tenemos 3 compradas (filipinas, Indonesia, Australia)+2 “intercambiadas” en guest houses (Sudeste Asiático y Camboya). Somos una biblioteca, ya que también tenemos libros 4 (uno comprado. Susana los leerá, Ion espera encontrar algún periódico viejo).
Battambang
Otra vez levantarse a las 6 de la mañana para coger el barco de Siem Reap a Battambang. Se supone que el viaje en barco tardaba unas 5-6 horas, pero finalmente tardamos 10 horas.
El viaje es bastante bonito y variado, primero ves paisaje bastante abierto y empiezas a entrar en el río rodeado de arbustos. Más tarde, pasas por unos cuantos pueblos flotantes. La gente o bien ha construido casas flotantes en el río o viven en barcos-casa, formando verdaderos pueblos sobre el río. Después de los pueblos entramos en un tramo bastante espectacular, básicamente porque no se veía el río. Lo único que se veía era vegetación. Todo verde delante del barco y el barco (una especie de chalupa con techo llena de gente) haciéndose camino. Bueno, se hizo tanto camino que la dirección del bote petó y al principio fue suficiente con que un tío hiciera de timonel con un remo grande, pero al final tuvimos que ser remolcados un buen rato, hasta que a base de martillazos consiguieron medio reparar el barco (a última hora paramos en un taller de barcos y soldaron la dirección mientras todo el mundo estaba dentro del barco).
El paseo es muy recomendable, pero sería mejor si fueran 5 horas en lugar de 10. Al final llegamos al anochecer, la hora del baño de toda la gente que vive en las orillas del río, así que se veían a todos los niños en el agua y los mayores con sarones cubriéndose para lavarse.
El día de Nochebuena lo pasamos en la ciudad de Battambang, la verdad es que la ciudad en sí no tiene gran cosa. Por un día nos estiramos un poco y cogimos un hotel mejor, pillamos unas bicis y miramos donde cenar e hicimos la compra para el piscolabis de jamón. Compramos pan, tomate y un vino tinto chileno que estaba bastante aceptable. Después de ponernos chatos a jamón, que por cierto estaba buenísimo después de 3 meses, nos fuimos a recenar a un restaurante francés y a tomar una caipirosca a uno de los pocos sitios que estaban abiertos.
Phnom Penh
Como somos unos cansinos, decidimos que el 25 nos íbamos a Phnom Penh, así que a levantarse pronto el día de Navidad para llegar a comer a la capital. Como siempre, las 4-5 horas de viaje se convirtieron en 7 horas. Así que llegamos casi a las 3 de la tarde, pillamos un hostal y rápidamente a zampar. Ya habíamos ojeado la guía y habíamos visto un restaurante que se llamaba Pacharán. Como era un día especial, a comer como en casa. El sitio no es genial pero es aceptable y comimos almejas, tortilla de patatas, pan tumaca, croquetas y un hojaldre con queso y pimientos, estilo tapas que nos supo mucho mejor de lo que realmente estaba.
Por lo demás hoy hemos estado dando una vuelta por Phnom Penh, una ciudad mucho más desarrollada de lo que esperábamos. La ciudad en sí es bastante bonita, con el río y unas avenidas con jardines, aunque tiene algunas zonas cerca del mercado que son un caos circulatorio importante.
También, interesados por el tema del genocidio perpetrado por los Jemeres Rojos de Pol Pot (en un poco menos de 4 años se calcula que mataron a 2 millones de personas) hemos visitado el museo de la prisión S21 de Phnom Penh. En lo que era una antigua escuela los Jemeres Rojos establecieron una prisión en la que interrogaban y torturaban a los presuntos traidores de su ideología. El museo conserva las celdas dentro de las antiguas clases y salas con fotos tanto de los prisioneros como de los Jemeres genocidas, así como correspondencia entre Jemeres.
Por lo demás, mañana nos levantamos pronto para coger el vuelo a Kuala Lumpur en Malasia, para al día siguiente volar a Manila.
Debastados por la falta de feedback, nos congratula saber que estais de vacaciones y entretenidos.
ResponderEliminarNosotros llevamos dias de viaje total y estamos agotados, cruzamos los dedos a ver si mañana por fin llegamos a la playa!!!! Playa!!!!!
Si desde alli no tenemos internet, FELIZ AÑO NUEVO!!!
La ciudad de los templos tiene buena pinta, pero no he visto frontones, no hay ni uno? están un poco retrasados, no? quizás no tengan ni udi probak!
ResponderEliminarSantiago, bienvenido de vuelta, te echabamos de menos.
ResponderEliminarSi te sirve de consuelo, el otro dia vimos arrancar un motor a golpe de sokatira, y a ritmo de "un, dos, tres". Además en filipinas si que hay frontones porque se ve que el jai alai es típico, aunque la verdad es que no hemos visto ni uno.